Alex se despertó y fue a su habitación para ver cómo estaba Beth, pero ella había empeorado, le había subido la fiebre. Bajó a la cocina y buscó la medicina, era raro que no le hubiera funcionado todavía.
Primero le hizo el desayuno, ya que necesitaba comer antes de tomarse la medicina. Cogió unos huevos que tenía por allí, le hizo bacon, y luego preparó dos vasos de leche y otros dos de zumo. Cuando ya tenía todo lo subió a su habitación en una bandeja y lo dejó en la mesilla.
Se quedó mirando a Beth que dormía dulcemente, y sabía que iba a empezar a sufrir si la despertaba, pero si no se despertaba, iba a empeorar.
Se acercó a su cara y le dio un beso en la mejilla.
- Buenos días Beth, ¿qué tal estás?
Beth le miró sin poder pronunciar ninguna palabra, estaba muy mal. Se llevó la mano a la cabeza para que Alex viera que le dolía la cabeza.
- Desayuna y tómate la medicina –Alex señalo el desayuno- se cocinar muy bien, te gustará.
Beth le sonrió y se sentó en la cama. Alex cogió el desayuno y se sentó en la cama, al lado de Beth.
A la media hora ya habían terminado de desayunar, y Beth cogió un vaso de agua para tomarse la medicina.
- Por favor, ponte pronto bien.
- ¿Cómo lo hago? Yo no puedo controlarlo.
- Lo sé… es que no aguanto que estés así.
- No es culpa tuya.
- Me da igual… ahora te estoy cuidando yo, quédate en la cama todo el día, no te muevas, a lo mejor así te pones bien antes.
- Vale.
Alex bajó las escaleras, quería llamar a su padre para preguntarle por algún remedio contra su enfermedad. No podía aguantar ver así a Beth, estaba peor que el día anterior. Pero antes cogió el móvil para felicitar a Ben, ya que hoy era su cumpleaños.
- Felicidades colega.
- Gracias Alex, ¿qué tal con tu abuela?
- Está peor…
- Bueno… no pasa nada, pero te vas a perder una buena fiesta.
- Tranquilo, no pasa nada, pero no quiero dejar a mi abuela sola.
- Te dejo, que viene Nessie.
- Adiós Ben, pásatelo bien.
- Adiós
Alex colgó el móvil, no sabía qué hacer, porque se acordó de que le dijo su padre que no le molestara, y no quería dejar a Beth sola, así que se puso a ver la tele, y de vez en cuando subía a su habitación a ver como se encontraba Beth.
Se hizo de noche, y Alex subió a su habitación para ver si se encontraba mejor. Beth estaba durmiendo, con lo que Alex se acercó y le acarició la cara. Al sentir su roce, Beth se despertó.
- Lo siento… te he despertado –Alex sonrió al decirle esto- ¿qué tal estás?
- Mucho mejor… me siento bien.
- Me alegro… voy a mirar si tienes fiebre. –Alex bajó corriendo y subió con un termómetro.
- Yo creo que no tengo.
- Da igual, quiero asegurarme –le puso el termómetro.
- Gracias –Beth le sonrió.
- ¿Por qué?
- Por todo esto.
- No tienes por qué darlas, lo hago porque quiero – Alex le cogió el termómetro- ya no tienes fiebre, ya estás bien.
- Menos mal, yo creía que no me iba a poner bien nunca –se rió mientras miraba a Alex que tenía una sonrisa que ocupaba todo su rostro.
- Ahora duerme, necesitas descansar –sonrió- mañana te llevaré a mi sitio preferido.
- No tienes porque hacer todo esto, soy yo la que te debe un favor.
- Eres mi novia, eres mi vida, hago todo esto porque quiero.
- Bueno, vale, pero como tú también eres mi novio tendré que hacer algo para ti –Beth se tumbó en la cama y se durmió en el acto.
Alex bajó al sofá y se durmió también, pero no iba a dormir mucho, porque por la mañana tenía que ir a entrenar con los demás licántropos, antes de que se despertara Beth.
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Alex despertó en cuanto salió el sol. Fue a su habitación para mirar si había empeorado Beth, pero ella estaba mejor que nunca, ya no tenía fiebre y se la veía muy bien. Salió de su casa y se fue al punto de encuentro de siempre con los demás licántropos. Cuando llegó ya estaban todos.
- Has llegado muy tarde –dijo Ben.
- Es que hoy no he madrugado, Jejej.
- ¿Qué tal tu abuela?
- Bien –sonrió- ha mejorado, se va mañana por la mañana.
- Entonces… ¿Cuánto tiempo vas a estar?
- No mucho… ella no sabe lo nuestro, y la he dejado durmiendo, no voy a estar mucho tiempo.
- Pues empecemos… vamos a inspeccionar la zona lo primero… queremos ver que provocaba esos asesinatos, pero ahora ya no hay.
- Pues vamos, que tengo prisa.
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Mientras tanto, Beth estaba en la casa de Alex, se despertó y bajo a la cocina. Cuando había bajado, miró al sofá, pero no estaba Alex. Se asomó por la ventana por si había salido, pero no veía a nadie. Se dio la vuelta para volver a la cocina, y entonces se oyó un aullido por la ventana, Beth se asomó, los aullidos venían del bosque y no podía ver nada.
Subió a la habitación y se vistió. Bajo las escaleras lo más deprisa posible y salió de la casa. Se adentro en el bosque para ver de dónde venían los aullidos. Estaba todo oscuro, no podía ver casi nada. Mientras, Beth se iba adentrando más en el bosque.
Los vampiros estaban cazando por la misma zona en la que estaba Beth, y Ricky se puso delante de Beth.
- Mira lo que tenemos aquí -Ricky sonrió.
- Parece muy sabrosa –Dijo Andry.
- Ya tenemos desayuno –Rió Sam
Beth estaba asustada, “¿Quiénes eran? No los había visto nunca”, no podía moverse, estaba acorralada, porque detrás tenía otros dos. No podía pronunciar palabra, con el susto se había quedado sin voz y no podía gritar.
- ¿A qué esperáis? –dijo Mike.
- Si… tiene un olor dulce –dijo Matías.
Ricky se acercó a Beth y le olió el pelo. Después le mostró los colmillos. Beth cada vez estaba más asustada, no sabía qué era eso. Al momento, Andry se dio la vuelta.
- Algo viene hacía aquí.
- Será Elisabeth –dijo Ricky.
- ¿Y si son…?
- No creo, ella dijo que se encargaría de ellos.
- Si fuera ella, no vendría tan rápido.
- Tíos, no es Elisabeth –dijo Sam
- Vale… correr –grito Ricky
Un lobo gigante de color marrón oscuro, y un pelaje muy bonito y brillante, saltó sobre Ricky y le tiró al suelo, luego llegaron más lobos gigantes y se ocuparon de los demás.
Beth empezó a correr y no paró hasta que llegó a la playa.
Beth se quedó paralizada, asustada por lo que acababa de ver, al rato vio que un lobo de los que acababa de ver se acercaba a ella... “es el lobo marrón oscuro, el que me ha salvado”
Alex llegó donde estaba Beth y se quedó quieto mirándola, mientras ella hacía lo mismo. Estuvieron más de cinco minutos parados mirándose el uno al otro. Luego volvieron a aullar los demás lobos para llamar a Alex y este se dio la vuelta y se adentró en el bosque.
Beth no se creía lo que acababa de ver... todavía con cara de sorpresa se fue para casa de Alex.
Cuando llegó, Alex estaba allí.
- ¿Dónde estabas?
- Me he ido a comprar. No sabía que te ibas a despertar tan pronto -Beth miró a su alrededor
- ¿Y qué has comprado?
- Pues... comida.
- Por aquí no hay nada.
- Ya... lo he guardado.
- No te creo.
- Pues lo tendrás que hacer, porque eso es lo que le echo -dijo Alex gritando.
Beth suspiró y se sentó en una silla.
- Lo siento, perdóname -esperó haber si le decía algo Beth, pero ella seguía sentada mirando al suelo callada- no sabía lo que hacía.... perdóname por favor.
Beth miró a Alex.
- Tengo el presentimiento de que te estás callando algo muy gordo, y que no me lo quieres contar -Beth se quedó mirando a Alex a los ojos, Alex suspiró.
- No puedo.... decírtelo... lo siento, tendrás que averiguarlo por ti misma.
- ¿Cómo que no puedes?
- Me obligan a guardar el secreto.
- ¿Quién?
- Mis.... amigos.
Beth se levantó de la silla y se dirigió a la puerta lo más rápido que pudo, pero Alex fue más rápido y la detuvo.
- ¿Dónde te crees que vas?
- A hablar con ellos.
- No puedes.
- ¿Por qué?
- Ellos no pueden saber que estamos juntos, ni siquiera que te hablo.
- Me inventaré una excusa, pero yo voy a ir.
Alex se quedó plantado sin moverse. Mientras, Beth se dirigió hacia el bosque para encontrar a sus amigos.
Cuando Beth ya estaba dentro del bosque, Alex olió un olor raro... como a vampiro, y sin pensárselo siguió a Beth.
Elisabeth andaba por allí cerca, y vio a Beth.
- Hola Beth.
- Hola Eli.
- ¿Por qué me llamas así? ¿Acaso me ves cara de tonta?
- No… lo siento... yo creía...
- ¿Qué?
- Que no te importaba, que te llamaban así todos.
Elisabeth le enseñó los dientes mientras que se acercaba más a ella. Beth se asustó y caminó hacia atrás, hasta que se dio contra un árbol, mientras Elisabeth se acercaba más a ella, mostrándole los dientes.
Alex la vio y se puso detrás de Elisabeth.
- Déjala en paz, ella no te ha hecho nada malo.
- Cállate chucho, hoy voy a desayunar bien.
- ¿Desayunar? ¿Te has vuelto loca o qué? Ella es tu amiga.
- Me da igual… me ha ofendido, así habrá una persona menos, Jejej.
- ¡Déjala en paz! -Alex estaba furioso, y cada vez temblaba más.
- Vete chucho.
Alex saltó sobre Elisabeth mientras que se convertía en lobo en el aire. Beth estaba asustada, no sabía que estaba pasando, pero si tenía una cosa clara, “el lobo que había visto en la playa era Alex”.
Elisabeth se levantó y se fue corriendo, Alex dejó que se fuera y se adentro en el bosque, cuando salió ya era humano otra vez y fue con Beth para ver si se encontraba bien.
- ¿Estás bien? ¿Qué te a echo?
- Estoy... bien, has llegado en el momento oportuno -Alex suspiró.
- Me alegra que estés bien -le dedicó una sonrisa única, de oreja a oreja, que siempre la relacionaba Beth con Alex.
Se acercó a Beth y la abrazó con cuidado y esta le sonrió. Mientras que estaban ahí, llegaron los otros lobos, sin que estos se dieran cuenta.
- ¿Alex? ¿Beth? - dijo Nessie.
- ¿Alex? -preguntó Andy, inmediatamente Alex se dio la vuelta- ¿puedes venir?.
- Claro -Alex agacho la cabeza y se acercó a Andy.
- ¿Qué pasa? -preguntó Beth
- Emm... nada -Nessie se acercó a Beth- ¿qué hacías aquí con Alex?
- Pues... es difícil de contar... Elisabeth...
- ¿A estado aquí?
- Si… Se acaba de ir corriendo.
- ¿Qué ha pasado? -le preguntó Andy a Alex.
- Yo lo he visto todo... estaba por aquí cerca, lamento no haberte ayudado Alex, pero te has defendido muy bien -dijo Ben, que se acercó a Nessie y la besó.
Andy se acercó a Beth.
- ¿Lo has visto todo? ¿Sabes nuestro secreto? -miró a Ben- luego me lo cuentas todo con detalles.
- Si, estaba delante cuando pasó -le respondió Beth.
- Eso es cierto, estaba ella sola y se le acercó Elisabeth, luego fue cuando llegó Alex -intervino Ben
-Vale... pero vosotros... ¿estabais juntos? -quiso saber Andy.
- Desde el viernes por la noche -le respondió Alex.
- Te dije que no te acercaras a ella.
- No pude resistirme... pero ya sabe el secreto, y Elisabeth sabe ya que está conmigo... no se puede dar marcha atrás.
- En eso llevas razón... ten cuidado Alex, si la quieres de verdad.
- Claro -Alex sonrió, se acercó a Beth y la besó.
- Ya tenemos otra pareja -dijo Andy riéndose, a lo que se unieron los demás. Alex los miró con cara de pocos amigos y luego miró a Beth.
- Te voy a presentar a mis amigos, bueno... a la manada.
- Claro -miró a todos los que tenía a su alrededor- pero a algunos ya los conozco.
- Bueno...-miró a Andy- este es Andy, el jefe de la manada.
- Hola, encantada –le dedicó una sonrisa.
- A Ben ya le conoces.
- Si, y a Nessie.
- Ese es Max –señaló a Max, que en ese momento estaba haciendo el tonto.
- Hola Max, encantada –Beth se rió al ver lo que estaba haciendo.
- El que está detrás de Andy es Will –le señaló y esté salió de detrás de Andy.
- Hola Beth, encantado de conocerte, Alex nos habló muy bien de ti hace tiempo, jej –Beth sonrió
- Este es Peter –señaló a Peter.
- Hola Beth –Peter se acercó a Beth y le dio dos besos.
- Hola –Beth sonrió y le devolvió los dos besos.
- Es un poco joven tu abuela, ¿no? –dijo Andy y luego se rió
- Era la única excusa que se me ocurrió para que no vinierais a mi casa -dijo Alex.
- Pues ya no tendrás que mentirnos, jej.
- ¿Nos vamos Beth? Será mejor que estés en casa hasta que estés bien del todo –dijo Alex.
- Si ya estoy bien… mírame.
- Pero… mejor quédate hoy en casa… encima, es peligroso, hay vampiros por aquí.
- ¿Elisabeth es vampiro? –Beth se asustó al momento.
- ¿Cómo es que no lo sabes si ha estado a punto de morderte? –le dijo Nessie.
- Es verdad Beth, ha estado a punto de morderte –Beth se sintió mal porque Elisabeth antes era su mejor amiga, ahora era su enemiga.
- Vale, llévame a tu casa, no me encuentro bien –Beth se dio la vuelta dándole a todos la espalda.
- No te sientas mal, Beth –Nessie se acercó a Beth- Elisabeth solo actuaba.
- No me lo puedo creer, había confiado en ella.
- Nunca te confíes de un vampiro –esta vez fue Ben el que habló.
- Ya no lo haré… -Beth se acercó a Alex- m quiero ir ya… prefiero estar encerrada hasta mañana.
- Bueno… pues nos vamos –Alex se giró y miró a los demás- adiós chicos, nos veremos mañana.
Alex y Beth se alejaron y fueron a la casa de Alex. Cuando llegaron, Beth se fue a la habitación y se encerró ella sola. Alex subió a la habitación, pero al intentar entrar no podía, estaba echado el cerrojo.
Se puso a escuchar haber que pasaba dentro y oyó a Beth llorar en bajito. Llamó a la puerta para ver si le respondía.
- ¿Beth? ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? Abre la puerta por favor –Alex estuvo esperando escuchando en la puerta, pero Beth no le hacía caso, ella seguía llorando, al esperar durante diez minutos, Alex volvió a hablar- por favor Beth, háblame, te puedo ayudar.
- No, no puedes –Alex se alegró al oír la voz de Beth otra vez.
- Abre la puerta, ya verás cómo te puedo ayudar… ¿es por Elisabeth?
- Si –Beth se acercó a la puerta y la abrió, todavía llorando.
- No llores por favor, me parte el alma verte así –Alex abrazó a Beth y le limpió las lágrimas- Elisabeth… seguro que tenías otras amigas con las que te llevabas mejor.
- Si… pero no me pensaba eso de ella…
- No te preocupes, me tienes a mí, ella no te hará daño, no dejaré que te toque –Le dio un beso en la frente y la separó para mirarla mejor a los ojos- confía en mí, ¿vale?
- Vale –Beth sonrió- te quiero Alex.
- Y yo te adoro –la abrazó con más fuerza- es muy tarde, duérmete ya, me voy abajo.
Beth se quedó en la habitación preparándose para dormir, y Alex bajó al sofá y se durmió al instante.
Cuando Beth ya estaba preparada se fue a meter en la cama, pero antes le envió un mensaje a Elisabeth: “Te odio Elisabeth, que sepas que ya no volveré a confiar en ti, no quiero volverte a verte”. Después de habérselo enviado se acostó y se durmió.
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